Entretextos y mediastramas

Quién de nosotros

Escribía para mitigar mi puta realidad. Harto de la promiscuidad en la que se habían convertido mis noches desde la separación de Marilina, ...
Las cuitas del bicho Calón

Cuando empezó el dolor en el estómago, supe que vendrías sin demora de donde estuvieras, cargada de libros. Siempre remediaste los dolores...
Llamado a la solidaridad

Se ha perdido, en las inmediaciones de la Universidad, una idea. Se me cayó casi al descuido, como quien no quiere la cosa. Venía...
Por la vereda del sol

El frío me decidió por caminar. Dejé atrás el concierto de quejas que apasionadamente pretendían modificar mi decisión –era una tarde sole...
Buenos vecinos

El edificio había quedado en un silencio pasmoso, extraño después de los acontecimientos del otro día. Tras ver las imágenes en el inf...
Arrobos sin Julio

¿Qué estaría pensando Julio al bajar cada pierna del auto, introduciéndose en la lluvia, mientras su mirada circunspecta caía sobre mis ojo...
Di algo

Difícil como no angustiante como sí digo sino y no digo nada digo nada nada algo digo
Disrupciones cotidianas

Venía caminando por 18 de Julio, acababa de salir del gimnasio con un cansancio de los infernales, pensando en cualquier cosa, en lo que di...
Fotografías

Para Raymond Carver, y su mundo discursivo Llegó aquel día a casa luego de haber pasado algunas cuantas horas en la taberna de Jack,...
Laberintos

Él Sólo quería hundirme en ella. Cada noche. Cada una. Sin excepciones. Desde el principio de nuestros tiempos. Se lo murmuraba suplican...

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Cecilia Fernández Costa. Tema Sencillo. Con la tecnología de Blogger.